La diputada Montserrat Alicia Arcos Velázquez levantó un señalamiento grave contra Alejandro Moreno, conocido como «Alito» Moreno, líder nacional del PRI, y su secretario de Finanzas, Hugo Eduardo Gutiérrez Arroyo, acusándolos de intentar desviar 32 millones de pesos destinados a la capacitación de mujeres. Arcos Velázquez anunció que llevará esta denuncia ante la Fiscalía en Delitos Electorales de la FGR.
En declaraciones a varios medios, la diputada detalló la presión que enfrentó para implementar un esquema de desvío de fondos del Organismo Nacional de Mujeres Priistas, que presidía. «Ese recurso no puede ser utilizado como caja chica de los dirigentes priistas», afirmó, subrayando que los fondos estaban auditados y bajo supervisión del INE.
El centro de la denuncia de Arcos Velázquez es la violencia política en razón de género que experimentó debido a la obstrucción de sus funciones como líder del organismo, especialmente en la gestión de un fondo del 3% destinado a la capacitación política de mujeres.
Según sus afirmaciones, Moreno y Gutiérrez Arroyo la presionaron para generar un esquema donde ellos pudieran ser beneficiados: «Alejandro Moreno y su secretario de Finanzas me presionaron para buscar generar un esquema en donde ellos pudieran retornar la mitad de un recurso de 32 millones”, explicó.
La diputada tamaulipeca presentó evidencia en forma de un audio del 27 de junio de 2023, en el que se escucha a Gutiérrez Arroyo proponerle aceptar cursos en línea a un costo menor y devolver la diferencia a la Secretaría de Finanzas.
Esta presión incluyó la propuesta de impartir tres cursos en línea, cada uno valorado en 11 millones de pesos. Arcos Velázquez se negó a participar en este esquema, lo que desencadenó represalias y la exclusión de las actividades del partido, así como su destitución sin notificación formal.
A pesar de la destitución, Arcos Velázquez desconoce el destino final del dinero asignado para la capacitación de mujeres. Por ello, ha presentado una queja ante el área de Fiscalización del INE.
«El daño no fue únicamente a mí como dirigente, fue a las miles de mujeres que año con año tenían acceso a una escuela nacional de mujeres priistas», destacó, además de señalar el impacto negativo en las mujeres que dependían de estas capacitaciones para su desarrollo político y social.