La ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París 2024, programada para el 11 de agosto, se enfrenta a una creciente ola de controversias y especulaciones, particularmente en torno a la participación de drag queens. El director artístico Thomas Jolly, que ha recibido amenazas de muerte por presuntas ofensas al cristianismo, sigue adelante con los preparativos del evento a pesar del creciente debate.
La Ministra de Deportes de Francia, Amélie Oudéa-Castéra, ha expresado su “confianza absoluta” en Jolly y su equipo para ofrecer una clausura memorable. El Stade de France, con capacidad para 80 mil personas, será el escenario de esta ceremonia, que promete ser menos compleja en términos logísticos comparada con la ceremonia de apertura.
Los rumores sobre los artistas invitados han elevado las expectativas. Se espera la participación de bandas emblemáticas como Phoenix y Air, así como de Tom Cruise, quien realizará un segmento especial de ocho minutos con escenas de persecución filmadas cerca de los Champs-Élysées. La seguridad sigue siendo una preocupación prioritaria tras los recientes sabotajes y ciberataques que afectaron a la infraestructura de los Juegos.
La ceremonia, titulada “Récords”, celebrará los logros deportivos de los 17 días del torneo y reflexionará sobre la importancia de los Juegos Olímpicos en la sociedad contemporánea. Jolly ha indicado que el evento será una mezcla de celebración y reflexión, destacando el valor humano de los Juegos.
La música jugará un papel crucial en la clausura, con especulaciones sobre la participación de grandes estrellas como Taylor Swift, quien ha mostrado su apoyo a los Juegos Olímpicos. Otros nombres en la lista de posibles participantes incluyen a Ariana Grande y Beyoncé, aunque no se ha confirmado su presencia.
La ceremonia también marcará el puente entre los Juegos Olímpicos de París 2024 y Los Ángeles 2028, con Cruise simbolizando el traspaso de la bandera olímpica. Jolly espera que la clausura no solo celebre el final de los Juegos, sino que también subraye la fragilidad y el valor de esta experiencia compartida.
“El 11 de agosto de 2024, la llama olímpica se extinguirá, recordándonos cuán preciosos son estos Juegos Olímpicos: un monumento único a una experiencia compartida y, por lo tanto, frágil,” comentó Jolly, encapsulando el espíritu de la ceremonia de clausura que se avecina.